Historias de pacientes

El despegue de Cristóbal Elías

A un año de su trasplante, el joven de 9 años junto a su mamá, Claudia Awad, conocieron el Avión Solidario de LATAM Cargo que sobrevoló un mundo azotado por la pandemia, para traer su donación desde Francia. Aquí, una de las 15 historias en las que hemos trasladado segundas oportunidades de vida.

25/08/2021

Por Tomás Basaure E.

No importó lo temprano que tuvo que levantarse, ni el frío de junio. Cuando Cristóbal Elías subió al Avión Solidario de LATAM Cargo que, junto a DKMS Chile, trajo sus células madre sanguíneas hace un año atrás, su rostro se iluminó. Su madre, Claudia Awad, lo recuerda callado, pero muy contento y querido por la gente que lo rodeaba, recorriendo los pasillos, apretando botones en la cabina, sentado como si él fuera el piloto.

"La emoción de estar arriba del avión es increíble. Pensar que ahí viajaron sus células, fue un largo camino para llegar a donde estamos", cuenta Claudia sobre una imagen que, hace un año, le era difícil imaginar. "Una de las cosas que también se aprenden cuando te tocan vivir estas cosas, es que uno recibe cada día como viene. Uno hace planes para el futuro, pero siempre sabe que las cosas pueden cambiar en cualquier segundo", dice.

Diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda desde diciembre de 2019, Cristóbal no resultó compatible con sus padres, ni con sus hermanos, y la posibilidad de que la respuesta estuviera en otro continente, ni siquiera se asomaba. "No sabíamos si íbamos a encontrar donante ni dónde estaba. Esos eran los primeros desafíos que había que enfrentar y, la verdad, es que a veces preocuparse de otras cosas con todas estas grandes preocupaciones, es difícil", reconoce.

Sin embargo, con ayuda de DKMS Chile, en menos de un mes, Cristóbal encontró a su donante: un hombre francés de 34 años. De ahí en adelante, la pregunta ya no fue quién le entregaría una segunda oportunidad de vida, sino cómo trasladarían sus células madre sanguíneas desde Europa, durante los primeros meses de la pandemia.

Un traslado contra el tiempo

Para Claudia y su marido, sin embargo, las preocupaciones eran otras: "Por un lado, había que lograr la remisión de la enfermedad para que Cristóbal pudiera ser trasplantado. Por otro, asumir el hecho mismo que se tiene que someter a un trasplante. Entender que esto, tan grande e impactante, es la salvación de tu hijo, no es fácil de asumir. Después, cuando uno asume que es tu amigo y que el enemigo es la leucemia y no el trasplante, ahí uno ve las cosas distintas", sincera.

Sobre la manera y fecha en que llegarían las células, agrega: "Realmente, nosotros nos desentendimos de toda esa parte del proceso porque contábamos con DKMS que nos apoyó en todo momento junto con LATAM Cargo para que se hiciera posible". A través de una alianza que ambas organizaciones mantienen desde 2019, los esfuerzos sortearon las restricciones y el cierre de aeropuertos, pasando de París a Frankfurt y, de ahí, a Chile.

"Para mí fue algo bien especial. Recién estaba la pandemia en auge y trasladar las células madre era importante. En Santiago nos estaban esperando, las bajamos y sentimos que habíamos cumplido algo hermoso porque uno no tiene muchas veces la oportunidad de salvar la vida de un niño", cuenta Hugo Lüchinger, piloto del Boeing 767 que, tras 49 años de vuelo -29 en la Fuerza Aérea y 27 en LAN-, se despedía de las alturas con el primer traslado de médula ósea en su carrera.

Se trata de una de las 15 donaciones que, desde que inició la pandemia, ha traído de forma gratuita LATAM Cargo para DKMS Chile. "Se diseñó un protocolo con respecto al procedimiento de traslado de células madre u órganos. Y, desde ese punto de vista, a todos nos llegó la documentación respectiva. Este protocolo se ha ido mejorando y es lo que ha permitido que todos estos traslados sean sin novedad y lo más rápido posible, porque siempre es contra el tiempo", explica.

Y, aunque Hugo y Claudia todavía no se conocen, se trata de un viaje que los conecta. A más de un año de ese aterrizaje, la madre de Cristóbal reconoce: "No hay muchas palabras para describirlo porque es como todo lo bueno que se junte justo en esas personas y que tocó que te ayudaran a ti (...) Fue súper emocionante haber conocido a toda la gente y al equipo que trabajó desde el aeropuerto, no solamente a los tripulantes, sino a toda la gente que, desde tierra, organizó la logística para que pudieran traerse las células madre de Cristóbal".

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