Historias de donantes

“Ser donante significa que tengo un propósito en la vida”

Nicolle Valdés se registró con la esperanza de darle una segunda oportunidad de vida a quienes lo necesitaban. Dos años después recibió un llamado que la cambió por completo. “Vi una perspectiva diferente. Me ayudó a sentirme una mejor persona”. A continuación, su testimonio.

28/07/2021

“Supe de DKMS cuando se hizo una campaña masiva para Catita, una niña de Talca que necesitaba encontrar a su gemelo genético. Me motivó el hecho de ser parte de algo más grande, el sentir que podía ayudar a otras personas. Como madre, me puse en el lugar de esas familias que buscan ayuda.

Recibí la llamada en febrero de este año, estaba en mi oficina ordenando mis cosas para venirme a casa, y al escuchar las palabras del coordinador, mi corazón se aceleró al 100%. Escuché atentamente cada palabra y sin dudarlo ni un solo segundo, estaba dispuesta a donar. Recuerdo que fue algo increíble y que fue lejos la mejor noticia del mes. Sentí que estaba soñando, que no era algo real. Llegué a casa, abracé a mi hijo y me di cuenta que estaba a punto de hacer algo maravillosamente mágico. Nunca imaginé que me llamarían.

En ese momento mi vida estaba en una crisis. Esa llamada reafirmó mi forma de ver la vida, vi una perspectiva diferente y me ayudó a modificar acciones. Me ayudó a sentirme una mejor persona. En primera instancia, mi madre estaba asustada, no sabía bien en qué consistía todo el proceso. Luego de explicarle entendió un poco más y lo único que me decía al abrazarme es que estaba orgullosa de mí.

El proceso de donación

En un comienzo tenía mucho miedo, no me gustan las agujas, pero en ningún momento pensé en rendirme. Sabía que era algo poco invasivo, que no demoraría tanto.

Es un proceso muy completo, en donde en todo momento me sentí acompañada y, pese a mi reticencia, fue algo que disfruté mucho y que reconforta enormemente. Me sentí muy acompañada por las enfermeras, doctoras y el equipo de DKMS.

Durante la donación me dolió la cabeza, sin embargo, valió completamente la pena. Me encantaría tener contacto con el paciente, me gustaría conocerle. Ser donante significa que hay un pedacito de mí en otra personita que no es de mi familia, que tengo un propósito en la vida. Puedo aportar a mejorar la calidad de vida de una persona que lo está pasando mal y que necesita esa lucecita de esperanza.

A quienes no se han registrado, les diría que no hay nada que temer, que la satisfacción que sientes después no se compara con nada. Puedes salvar la vida de alguien que lo necesita”.

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