Historias de donantes

“En un año tan difícil, me siento afortunado de poder ayudar a otra persona de forma significativa”

Diego Silva tiene 26 años y vive en la región de Los Lagos. Cuando recibió el llamado para salvarle la vida a alguien, se emocionó. “Mi mayor miedo era contagiarme de covid antes de la donación, pero con los resguardos necesarios al final todo salió bien”. A continuación, su testimonio.

01/02/2021

“Hace algunos años, vi que la Fundación estaba haciendo campaña en mi universidad. Me registré porque me pareció interesante, pero la verdad nunca pensé que me llamarían. Saber que se puede ayudar a una persona de forma tan significativa me entusiasmó muchísimo para seguir todo el proceso.

Recibí el primer llamado en medio del estallido social. Alcancé a hacerme los primeros exámenes, pero no siguió el proceso. Casi un año después, recibí un segundo llamado. Fue muy emocionante, no solo porque la donación seguía en pie, sino porque también ya había fecha.

Desde ese primer momento hasta el final del proceso me sentí muy acompañado por el equipo. Me entregaron información clara, a pesar de que yo vivo a más de 1000 km de Santiago. Al trabajar en un Cesfam atendiendo pacientes sospechosos de covid, mi familia y yo estábamos un poco nerviosos.

Me sorprendió lo bien que estaba organizado. El transporte en taxi y en avión, la toma de exámenes, la evaluación médica, la aféresis, todo estaba listo para que yo pudiese realizar la donación sin inconvenientes. La donación es bastante simple, pensé que sería más incómodo. Las personas del equipo de aféresis fueron muy amables. De hecho, hasta me quedé dormido.

Alguna vez escuché en un podcast sobre un artículo que decía que cuando uno tiene un día difícil, tenemos la tendencia de hacernos un pequeño regalo al final del día, comprarnos un café rico o cualquier cosa. Bueno, el articulo decía que generaba mayor bienestar emocional regalar ese café a otra persona. Y ahora me hace bastante sentido ese artículo, en un año tan difícil, me siento muy afortunado de poder ayudar a otra persona de forma tan significativa.

No sé mucho del paciente, solo que es un adulto y que vive en algún lugar de Europa, pero me gustaría en un futuro, poder contactarme con él.

Habiendo terminado el proceso, para mi ser donante de células madre sanguíneas es una oportunidad para ayudar a alguien de forma significativa. Es normal tener miedo, pero al leer sobre el procedimiento, bajan completamente los reparos. Los riesgos son muy bajos en comparación a la ayuda que se puede entregar. DKMS es una organización muy eficiente y ordenada, que se preocupa por la seguridad y salud del donante y del receptor. La pandemia no es un impedimento para donar”.

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